El día se organiza de acuerdo a las necesidades del niño. Existen momentos de expansión, donde actúa con libertad de movimiento y desarrolla su juego libre, momentos de concentración elegidos y guiados por el propio niño y momentos de rutinas, correspondientes principalmente a los hábitos de alimentación, higiene o descanso.

Además, en la casita trabajamos siguiendo determinados principios metodológicos:

  • DIFICULTADES ADECUADAS a las capacidades de los niños.
  • Actividades del día que parten del propio INTERÉS DEL NIÑO.
  • Establecimiento de un CLIMA DE SEGURIDAD Y CONFIANZA.
  • Intervención basada en una ATENCIÓN INDIVIDUALIZADA.
  • TIEMPOS FLEXIBLES, que permiten al niño disponer del tiempo que necesita para desarrollar aquello en lo que está inmerso.
  • ESPACIOS Y MATERIALES ADECUADOS, cambiantes según necesidades niños.
  • Actividades del día a día GLOBALIZADAS en su totalidad.

 

Juego libre y trabajo autónomo.

El tiempo de juego libre y de trabajo autónomo está destinado fundamentalmente al desarrollo motor y al  desarrollo cognitivo. El pequeño se conoce a sí mismo a través de su propio movimiento. También así conoce al entorno, mediante su interacción con todo lo que le rodea.

En todo momento el niño puede elegir lo que desea hacer o qué material utilizar, actuando por iniciativa propia, estableciéndose así una conexión con el interés del niño. Los espacios y los materiales se van adaptando a las necesidades y a sus propios intereses a lo largo del curso.

Los niños disponen de un tiempo flexible para desarrollar la actividad en la que se encuentran inmersos. Disponen también de materiales de distintas pedagogías y destinados a desarrollar las diversas áreas del desarrollo. Son ellos los que van escogiendo entre las distintas opciones que le brinda el espacio. De este modo se atiende de manera indirecta a la diversidad del grupo.

Contacto con la naturaleza y aire libre.

La ubicación de la casita nos permite estar en contacto directo continuo con la naturaleza, lo que les proporciona multitud de estímulos y experiencias sensoriales. Además, tenemos un pequeño huerto que nos ayuda a conocer cómo el desarrollo y crecimiento de ciertos alimentos.

También les ofrecemos salidas al parque, donde disponen de total libertad de movimiento para desarrollar su motricidad.

Vida cotidiana

En todas las actividades relacionadas con la vida cotidiana, es decir hábitos de alimentación, higiene y descanso, se procura una atención individualizada. Se busca que se sientan queridos y atendidos, aumentando así el estado de bienestar y confianza. 

Estos momentos del día además, son básicos para la adquisición de autonomía, actuando el adulto como acompañante. Se le presta ayuda cuando así lo requiera el pequeño, para ir poco a poco confiando en su hacer y retirar paulatinamente la ayuda. Así la dificultad resulta ser adecuada a las capacidades individuales de cada niño, estableciendo así aprendizajes significativos que nacen de su propia experiencia.

Actividades artísticas y dirigidas.

Además se pone a disposición de los niños actividades con otro tipo de materiales como pueden ser las ceras, tizas, pintura con diversas técnicas... La participación o no en estas actividades depende del propio interés de cada uno de los niños. A través de la expresión plástica libre, se muestra el momento evolutivo que vive en el niño tanto a nivel cognitivo como motriz.

Actividades con otro tipo de materiales como masas, arena o actividades culinarias son toda una experiencia sensorial. Además ponen en activo sus manos y dedos, lo que favorece el desarrollo de la motricidad fina.

Dentro de las actividades dirigidas, también encontramos la asamblea y los momentos del cuento (que pueden surgir varias veces en un mismo día). Mediante el cuento, el niño entra en el mundo de la imaginación, lo que le permite ampliar su realidad y disfrutar del ritmo y la historia del cuento.

 

 

 

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